20 jun 2012

La pobreza en la región pampeana, después de la crisis de 2001

Por Leandro Mazza

Luego de la crisis económica de 2001, Argentina comenzó a evidenciar, desde 2003, un avance positivo en los índices de pobreza e indigencia. Teniendo en cuenta los datos semestrales de la Encuesta Permanente de Hogares –realizada por el INDEC en 31 aglomerados urbanos del país- desde octubre de 2002 hasta el último semestre de 2005, el índice de personas pobres descendió más de 23 puntos porcentuales y de hogares más del 21. Además, los niveles de indigencia en hogares disminuyeron más del 10 y entre personas superaron los 15 puntos de caída. La Zona Pampeana acompañó este proceso y durante el período mencionado se registraron descensos similares a los nacionales.

   Este sector de Argentina es uno de los más poblados y está compuesto por 11 aglomerados urbanos: Gran Córdoba, Gran La Plata, Gran Rosario, Gran Santa Fe, Mar del plata – Batán (que superan los 500.000 habitantes) y Bahía Blanca – Cerri, Concordia, Gran Paraná, Río Cuarto, Santa Rosa – Toray y San Nicolás – Villa Constitución.

   Los primeros datos post crisis son los de mayo de 2002: por ese entonces, en la Zona Pampeana, el 52,7 por ciento de los habitantes estaban bajo la línea de pobreza y el 25,1 era indigente. Para octubre de ese mismo año, los valores volvieron a aumentar: el 56,7 por ciento era pobre y el 27,2 indigente. A partir de 2003, los niveles empezaron a disminuir, entre el primer semestre de ese año y el segundo de 2005, la pobreza cayó 19,6 puntos porcentuales (de 50,3 por ciento a 30,7) entre las personas y 16,9 en los hogares (de 39,0 a 22,1). En cuanto a la indigencia, en el mismo período, cayó más de 12 puntos entre las personas y 9,6 en los hogares (de 24,8 por ciento a 12,4 y 18,1 a 8,5, respectivamente).

    El INDEC obtiene estos valores a través de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), utilizando el método indirecto para determinar los niveles de pobreza e indigencia. Basado en los ingresos de cada individuo, en este método se establece un valor percápita de una Canasta Básica de Alimentos (CBA), que le permiten a la persona acceder a los requerimientos mínimos nutricionales. De esta forma, aquellos individuos que tengan ingresos menores al valor de la CBA son consideradas indigentes. Los que tienen ingresos superiores, pero no pueden acceder a una Canasta Básica Total (CBT) –que incluye bienes y servicios no alimentarios- son considerados pobres y toda persona que tenga la capacidad de cubrir la CBT va a ser denominada no pobre.

    Luego de la crisis, la tarea del Estado Nacional pasó a ser fundamental para palear ésta situación. Para avanzar en la disminución de la pobreza, el Plan Jefes y Jefas de Hogar, otorgado a más de 2 millones de personas a principios de 2002, fue una de las piedras fundamentales. Desde 2003, la tasa de empleo –incluyendo a los beneficiaros de los planes sociales- se ubicaba por encima a la alcanzada un año atrás. Por otro lado, excluyendo a los planes, la tasa siguió alta en comparación al 2002. De esta forma, si se le suma el paulatino crecimiento económico, protección social, el gradual incremento de los salarios, los subsidios al transporte y los servicios, la distribución de los ingresos y el impulso a la construcción y obras públicas por parte del Estado, generando más empleo, se obtiene como resultado políticas clave que sacaron cada vez más personas de la línea de pobreza e indigencia.

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